El fitness, anglicismo de origen norteamericano, está relacionado con el concepto de calidad de vida y viene a significar estar en forma, dominar el cuerpo, preparación corpórea para afrontar los retos de la vida cotidiana.
Este libro responde a la demanda social en torno a la inquietud por moldear, formar, controlar y conducir el cuerpo ante los desafíos que plantea la postmodernidad al hombre de hoy. En la obra se plantean dos grandes aproximaciones en relación con el fitness; la primera, corresponde al tratamiento argumental, científico y pedagógico de esta práctica para su posterior aplicación y que justifican la segunda parte: la práctica.
En la parte práctica se presentan las distintas propuestas didácticas para cada uno de los ciudadanos que acuden al fitness para trabajar su cuerpo en la línea de los gustos y necesidades actuales. El libro también presenta un rico repertorio de sugerencias ordenadas y adaptadas para cada área de intereses considerada en función de los distintos sectores socio profesionales existentes.
La estructura del libro es por medio de fichas que presentan las diferentes situaciones motrices con los elementos necesarios para que el usuario disponga de una selección de ejercicios desarrollados y experimentados.
El fitness, anglicismo de origen norteamericano, está relacionado con el concepto de calidad de vida y viene a significar estar en forma, dominar el cuerpo, preparación corpórea para afrontar los retos de la vida cotidiana. Este libro responde a la demanda social en torno a la inquietud por moldear, formar, controlar y conducir el cuerpo ante los desafíos que plantea la postmodernidad al hombre de hoy. En la obra se plantean dos grandes aproximaciones en relación con el fitness; la primera, corresponde al tratamiento argumental, científico y pedagógico de esta práctica para su posterior aplicación y que justifican la segunda parte: la práctica.
En la parte práctica se presentan las distintas propuestas didácticas para cada uno de los ciudadanos que acuden al fitness para trabajar su cuerpo en la línea de los gustos y necesidades actuales. El libro también presenta un rico repertorio de sugerencias ordenadas y adaptadas para cada área de intereses considerada en función de los distintos sectores socio-profesionales existentes. La estructura del libro es por medio de fichas que presentan las diferentes situaciones motrices con los elementos necesarios para que el usuario disponga de una selección de ejercicios desarrollados y experimentados.
Los músculos son fieles aliados a la hora de sacarle todo el jugo a nuestro deporte preferido. Pacientes, sufridos, aguantan casi todo lo que les eches, siempre y cuando las cargas de trabajo estén distribuidas de manera lógica. Tú les exiges y ellos responden. Un día tras otro, siempre buscando la consecución de tus objetivos, la materialización de tus sueños. Por eso mismo, por su condición de herramienta insustituible, debes cuidarlos con mimo.
Una manera efectiva de hacerlo es darles su dosis diaria de estiramientos, una faceta sobre la que circulan no pocos mitos. ¿Se deben hacer de esta u otra manera? ¿Cuánto tiempo? ¿En qué momento? Tranquilo, hemos invitado a Víctor García para que te lo aclare en un momento. Se trata de uno de los entrenadores jóvenes más interesantes del panorama nacional, atleta olímpico y director de VG Running, una escuela de entrenamiento por la que pasan cada semana más de 200 personas. Está más que acostumbrado a debatir con sus pupilos sobre la mejor forma de afrontar los estiramientos, así que conviene no pasar por alto sus conclusiones:
1. Nunca antes.
“Si estiramos antes del ejercicio, con el músculo en frío, sufriremos un alto riesgo de lesión. Lo único que conseguimos mediantes esta práctica es poner en riesgo la musculatura, lo que lógicamente perjudicará a la actividad que vayamos a realizar a continuación. Esto es aplicable tanto al entrenamiento como a la competición, aunque en el último caso, si hemos hecho un buen calentamiento, podemos hacer 3-5 minutos de estiramientos muy suaves, para volver a la calma tras el trote de puesta a punto, pero nada muy específico ni duro. Puede que sea la premisa más importante: estirar siempre después de ejercitarnos.”
2. Hazlo con intensidad.
“Antes no, ha quedado claro, pero una vez que hayamos acabado el ejercicio hay que estirar a conciencia. Debemos concentrarnos bien en lo que estamos haciendo y tocar todos los grupos musculares, incluso aquellos que están un poco más ocultos o han intervenido menos en la sesión. Sóleo, tibial posterior o piramidal son, por ejemplo, músculos que se estiran menos de lo recomendable. En el caso de los corredores, a veces se olvidan de la espalda y los brazos…”
3. Entre 35 y 40 segundos.
“20 segundos no vale para nada, está demostrado a nivel científico. Los últimos estudios indican que el tiempo mínimo son 33 segundos, por debajo de ese tiempo no surte efecto”.
4. No te rebotes.
“En esto siempre hay mucho debate: ¿estiramientos estáticos o dinámicos? Para relajar la musculatura, volver a la calma y evitar lesiones, soy partidario de los estáticos, es decir, sin rebotes”.
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